jueves, 28 de mayo de 2015

Independencia a las Reglas

SUBA
Los Maestros del ajedrez suelen superar en algunas partidas a los aficionados porque éstos se basan en principios generales, mientras aquéllos saben las "excepciones a las reglas" y sorprende al "dogmático" rival.
Ahora, cuando se encuentran dos Grandes Maestros, las partidas suelen ser extrañas ante los ojos de un jugador "clásico". 
¡Habría sido extraordinariamente divertido ver esta partida comentada por Tarrasch, Capablanca, o incluso Alekhine! Sospecho que obtendríamos innumerables expresiones de espanto, al menos entre las jugadas 5 y 9, como también una saludable dosis de ridículo. ¡Y es altamente dudoso que alguno de ellos hubiera sugerido 9 h4 como una mejora!



Aquí va el ejemplo de independencia a las reglas, que ilustra distintos conceptos clave modernos; comentado por John Watson:
Suba - Sax,
[A34] Apertura InglesaHastings 1983-84

1.c4 c5 2.Cf3 Cf6 3.Cc3 d5 4.cxd5 Cxd5 5.e4
¡Nimzowitsch! Fue el primero en jugar esto contra Rubinstein en 1926. Fue el primer jugador en ignorar los peones retrasados y debilidades estructurales en tantos otros casos. El peón-d de las blancas, en el presente caso, está retrasado sobre una columna abierta, y hay un terrible agujero en d3. Botvinnik fue el siguiente en adoptarla.
5...Cb4 6.Ac4
Estas jugadas, por supuesto, han sido realizadas cientos de veces; pero tienen una maravillosa apariencia de principiante, ¿no creen? Nótese que 6.d4 cxd4 7.Cxd4?? falla por 7...Dxd4
 6...Cd3+ 7.Re2 Cf4+ 8.Rf1 Ce6
¿Qué bando está siendo más ‘moderno’? Las blancas van de aquí para allá con su rey e ignoran las debilidades, mientras que las negras mueven el mismo caballo por sexta vez, ¡sin tocar ninguna otra pieza! Pero observen que evitan d4, considerando a esto un beneficio estructural que merece algo más que las meras consideraciones del desarrollo.

9.Ce5!? 




Esta apertura es un ejemplo increíble del juego moderno. 9 d3, que solidificaría el centro y liberaría el alfil-c1, es rara vez jugada. La textual es menos lógica en apariencia, pues mueve una pieza ya desarrollada, y además abandona el control de la casilla clave d4. Lo realmente revelador es considerar las dos alternativas principales que tienen las blancas a estas jugadas. La primera, realizada en numerosas partidas de grandes maestros de primer nivel es 9 b4!?. Un final incluso más extravagante para esta discusión, sucedió con el siguiente intento de las blancas, 9 h4!?, la jugada de Suba:
Primera alternativa: 9.b4!? De acuerdo, entregar un peón lateral a cambio de control central no es realmente nuevo, ¿pero hacerlo cuando las negras no tienen debilidades, y las blancas no pueden enrocar y conectar las torres? Bien, resulta que tras 9...cxb4 10.Ce2! las blancas están listas para jugar d4, y luego cosas como Ab2, h4-h5, y Th3 o Th4, donde su centro móvil y la ventaja en desarrollo probablemente más que compensan la desventaja de peón. De pronto, el rey no está tan mal situado en f1.
Con el tiempo, a alguien se le ocurrió que, rehusando la oferta de las blancas, y entregando un peón propio, las negras obtendrían el tiempo crítico necesario para cubrir d4, mediante 9...g6! 10.bxc5 Ag7.
Un nuevo desarrollo completamente lógico por parte de las blancas (tras obtener resultados insatisfactorios con 10 bxc5) fue 10.Tb1 Ag7 11.Ce2! poniendo el ojo sobre d4 y contemplando bxc5 y/o Axe6. Efectivamente, la variante entera merece mayor atención, y esta también resulta la conclusión típica para cientos de posiciones inventadas recientemente en esta época extraordinariamente rica del ajedrez.
Segunda alternativa: 9.h4!? La jugada de Suba , que Murey puede haber sido el primero en emplear. Bien, ¿por qué no? Si las negras quieren arruinar mi diversión con ...g6, dicen las blancas, ¡estaré listo para responderles h5! Esta jugada 'Larsenesca' (cuando dude, ¡avance sus peones de torre!) no es tan ridícula como parece. Suba indica 9...h6 10.Ce5! en vista de 10...g6? 11.Df3; 9.h4 y 9...Cc6 10.Cg5! Cxg5?! 11.hxg5 según él las blancas están mejor, aunque no estoy seguro después de 11...g6 Suba (un pensador verdaderamente moderno) dice que "La jugada 9 h4 corresponde a las necesidades generales de la posición e incrementa el potencial de las blancas. Brinda aire para el rey blanco, espacio para la torre y un puesto avanzado en g5."
Lo que sea. Resulta interesante aquí la secuencia de paradas a través de las cuales se arribó a estas ideas. En retrospectiva, por supuesto, ninguna jugada alocada puede resultar justificada 'posicionalmente'. Pero tomó muchos años a los Grandes Maestros de élite encontrar incluso 9 b4. En realidad. 9 d3 o 9 g3 eran las jugadas realizadas en las pocas partidas de los años treinta y cuarenta, y 9 b4 no fue descubierta sino hasta los ochenta. Luego, tuvieron que jugarse muchas partidas conocidas para que las negras tropezaran con la idea de 9...g6. Y en verdad, ¿es 9 h4 una jugada tan brillantemente concebida que surge netamente de las 'necesidades de la posición'? Por supuesto que no. Como afirma el mismo Suba, la encontró tras desilusionarse con 9.Ce5 g6! Es como si 9 b4 o incluso 8...Ce6 o 5 e4 (ambas fueron nuevas ideas en su momento), fueran una respuesta pragmática a un problema concreto. Es muy importante entender esto. En el ajedrez moderno, el análisis y el trabajo vienen primero, y las palabras que le brinden apoyo, después (si es que alguna vez), a manera de cierre, o con mayor frecuencia, en beneficio del público asistente.
9...Dd6
Suba señala partidas previas que siguieron 9...Dd4 10.Da4+ Ad7 11.Cxd7 Dxd7 con juego satisfactorio para las negras. Irónicamente, las dos jugadas que ponen en juego una nueva pieza menor, favorecen a las blancas: 9...Cd7? 9...Cc6?! En efecto, es para evitar ...Cd7 o ...Cc6 que se jugó 9 Ce5; y en ese sentido, es una jugada profiláctica.; 9...g6! Finalmente, las negras (específicamente Timman) encontraron esta jugada, a la cual Suba califica como "sólida como una roca'. Es típico, pienso, que esta última jugada es la que resultó ser eventualmente la solución a 9 Ce5, absteniéndose aún de desarrollar otra pieza, pero teniendo como objetivo la casilla crítica d4. El hecho de que las jugadas directas de desarrollo sean insatisfactorias, puede ser el resultado de algún principio profundo, pero si así fuera, ¡sería un principio desconocido para los grandes maestros! Más bien, ellos sometieron a esta variante a un análisis crecientemente profundo y creativo, hasta que comenzó a revelarse la verdad de la posición. Una vez más, este es un ejemplo del pragmatismo reemplazando a los principios.
10.f4 Cc6 11.Da4




11...Ced8
Si 11...Ad7 12.Cb5 Db8 13.Cxd7 Dxf4+? 14.Rg1 Rxd7 15.d4 Dxe4 16.d5 gana una pieza.
¿Es la táctica la garantía fundamental dada la naturaleza de la posición? Lo dudo; en su lugar deberíamos decir que la táctica termina favoreciendo a las blancas. Si tal variante tuviese resultado favorable a las negras, las blancas simplemente tendrían que abandonar 9 Ce5 (o 10 f4, u 11.Da4) por resultar insuficiente para conseguir ventaja.
12.d4!
De repente, se abre la posición y la partida termina en la forma en que habría finalizado una partida de Morphy o Alekhine.
12...cxd4
Como 12...Dxd4 13.Cb5 gana de inmediato, la partida prosiguió:
13.Cb5 Db8 14.Cxd4 f6 15.Cdxc6 bxc6 16.Af7+!  Las negras abandonaron .1–0

Un comentario final sobre esta partida. A pesar de que ciertamente se trata de una divertida miniatura, no creo que el jugador profesional promedio la jugaría con sensación de asombro o incredulidad. Hemos interiorizado en tal magnitud el tratamiento moderno, pragmático, que las jugadas parecen casi ‘normales’. 

Lo invitamos a observar:
partida en visor




domingo, 17 de mayo de 2015

Kotov aconseja cómo jugar en torneos

¿Imitar a Botvinnik o a Najdorf?
Desde mis más tempranos torneos de primera clase he vigilado a mis colegas estrechamente y tomado in­terés en ver cómo se conducían du­rante una partida. Algunos se sien­tan ante el tablero cinco minutos antes de que el juego esté para co­menzar, y se ponen de pie sólo cuan­do la partida se ha terminado o es hora de aplazarla. Otros se levantan tan pronto como han movido y se pasean rápidamente, muy contentos de charlar con los otros jugadores, y corren precipitadamente hacia el ta­blero en cuanto ven mover a su oponente.
Najdorf paseando. Un clásico.
Botvinnik siempre ha sido un mo­delo de prudencia y concentración olímpicas. Sólo en años recientes se ha permitido un pequeño descanso, paseando una o dos veces por la sala durante una partida. Najdorf es todo lo contrario, pues no puede per­manecer quieto, y no sólo se pasea por la sala cuando no le loca jugar sino que también da palmaditas en la cara a sus compañeros, cambia un chiste con ellos y nunca olvida su pregunta favorita:” ¿Cómo estoy?”
Yo mismo estuve siempre entre estos dos extremos, pero un poco más próximo a Najdorf. Debo confe­sar, sin embargo, que muchas veces me enfadé conmigo mismo por esto. ¡Qué agitación! El estar saltando continuamente altera sus análisis y contribuye a que sus decisiones sean superficiales, Por otra parte, ¿cómo se puede permanecer quieto durante cinco horas? ¿En qué se ocupa Botvinnik cuando su oponente está pensando?
Un día, sin embargo, tuve una inspiración y comprendí que se podía hacer un buen uso del tiempo que se gastaba en pasear. Después de todo, el proceso mental de un gran maestro se divide en dos componen­tes. Por una parte, él analiza varian­tes a lo largo del árbol de análisis. Por otra, valora la posición, enjuicia factores de ella y hace planes para el futuro. Todo esto en breves y con­cretos análisis y consideraciones ge­nerales.
¿Qué ocurriría si aprovechara el tiempo de los dos jugadores para hacer esta tarea? Si yo analizo va­riantes sólo cuando mi reloj está en marcha y pienso en consideraciones generales mientras el reloj de mi oponente está funcionando esto sería un gran ahorro de tiempo. Posible­mente sea ésta la explicación de la concentración de los que se sientan ante el tablero durante cinco horas.
Yo intenté aplicar este método, y aunque mis arraigadas costumbres se impusieron algunas veces, obligándome a levantarme y pasear, sin embargo pude conseguir pensar en problemas posicionales a expensas de mi oponente.
Cuando más tarde estaba ocupado escribiendo este libro, me dirigí a Bolvinnik y le pedí que me revelara lo que él hacía cuando su oponente está pensando. El anterior poseedor del título mundial contestó en los siguientes términos: "Básicamente, yo divido mis pensamientos en dos partes. Cuando el reloj de mi oponente está en marcha, aclaro consideraciones generales en un diálogo interno conmigo mismo. Cuando es­tá funcionando mi propio reloj, analizo variantes concretas. En años re­cientes a menudo me he tomado un descanso entre jugada y jugada, pa­seando por la sala. Esta es una concesión a mi edad y a mi creciente fatiga." Pero es probable que la na­turaleza del pensamiento de un gran maestro y su conducta durante la partida esté influenciada la mayoría de las veces por el estado de su posición y el de los relojes. Si su posi­ción es mala y sólo le quedan algunos minutos, puede que no haya descan­so para él, no importa qué reloj esté funcionando. Todo el tiempo debe ser considerado como horas de tra­bajo. Durante toda la sesión de juego que falta es necesario que "todas las manos trabajen" Usted puede y de­be acostumbrarse a analizar variantes, incluso cuando ha parado su propio reloj y echado a andar el de su oponente. Debe hacer esto tan conscientemente y con tanto interés como si le tocara jugar.
Yo no tuve más remedio que hacer la misma pregunta al héroe de nues­tra historia, Vasili Smyslov, y pedirle su opinión sobre este punto. El an­terior campeón del mundo exclamó: "¿Estar quieto durante las cinco horas? ¡Desde luego que no! Yo he estudiado psicología, y ella indica que es perjudicial permanecer en la misma posición durante varias horas seguidas mientras se trabaja. Un ju­gador debe pasear entre jugada y jugada, eso ayuda a pensar. Los principios y consideraciones genera­les de los factores posicionales se pueden hacer mientras se pasea, repasándolos en caso de necesidad so­bre la posición del tablero mural."
¿Qué consejo podría dar yo al lector entonces? La respuesta no es difícil. Naturalmente, es mejor imi­tar a Botvinnik antes que a Najdorf, pero llevar a la práctica este consejo no es nada fácil.
Kotov pensando antes... 
Las partidas de los jugadores "pe­ripatéticos" no pueden tener otra cosa que indicios de superficialidad, mientras que los conceptos de los que "están sentados" están impreg­nados de gran profundidad. Sin em­bargo, el ejemplo de los últimos no se puede seguir fácilmente si su ca­rácter y arraigadas costumbres le in­ducen a hacer lo contrario. Posible­mente su educación juegue un papel importante. Si cuando usted estuvo en la escuela, o incluso antes, no se podía estar quieto, no puede cam­biar esto fácilmente una vez que ha madurado. Todavía tiene que hacer un esfuerzo.
El sistema nervioso y el estado de salud juegan su parte. Cada jugador debería conocer sus características positivas y negativas. Si usted advier­te que estando quieto durante mucho tiempo se cansa, entonces bus­que una evasión, dese un paseíto y siga el ejemplo de Botvinnik de tomarse un café. Intente a toda costa reducir el mínimo de veces que se levanta del tablero, y si lo deja conti­núe pensando en la posición, como lo hace Smyslov.
Finalmente, una palabra sobre un pequeño fenómeno que no sucede muy a menudo en el juego de un gran maestro, pero que todavía tiene importancia. Puede ocurrir que el mirar constantemente a las brillan­tes piezas durante horas seguidas re­sulte cansador. Bronstein, por ejemplo, mira a menudo el tablero mu­ral, incluso cuando su reloj está en marcha. Posiblemente la razón de esto sea la costumbre que tiene el moscovita de analizar posiciones de diagramas en los libros. Es posible que él encuentre más fácil trabajar de ese modo. Otros, de repente, levantan los ojos del tablero y se quedan mirando al vacío. Sin em­bargo, no están descansando; en al­gún lugar profundo de su mente está haciendo una elección de variantes, y su interrupción es simplemente un descanso para sus ojos.
...y Kotov pensando después
 ¡otra vez con un dedo en los labios!
Sólo un ingenuo puede pensar que un gran maestro que pasea por la sala está haraganeando. No, en un momento determinado la tensión lle­ga a su punto máximo, y el corto paseo es sólo un medio de liberarse de ella. Incluso los chistes, una charla tranquila, la risa baja son de una naturaleza poco corriente. Están acompasados de constante actividad en el cerebro. La mejor prueba de esto son las repentinas inspiraciones que cortan estas charlas. Un chistoso dejará de hablar de repente en me­dio de una frase, mirará al tablero mural con susto y se precipitará a su mesa. Se sienta rápidamente, anali­za febrilmente variantes, luego son­ríe y vuelve feliz al grupo que acaba de dejar. De repente le había asalta­do la idea de que habla pasado algo por alto.


Fuente: "Piense como un GM"